Una conversación con Marik Kondrat sobre la necesidad de escapar de la jaula de clase, el papel de la pura alegría en la vida y el trabajo, y por qué ya no va al teatro.
Martina Bonda: ¿Qué palabra prefieres: libertad?
¿O la independencia?
Mark Kondrat: – Hubo momentos en los que todos nos atragantábamos con la palabra libertad. Los hemos elevado a la categoría de símbolo. Pero esta libertad a veces contradice lo que hoy entiendo por independencia. Ingresé a la profesión de actor, engañándome a mí mismo que la creencia de los intelectuales en la libertad significaba pertenecer a un mundo más valioso. No era libertad correr a las ocho de la mañana y no sentarte de culo hasta las cuatro de la mañana, pero creer en la libertad es ser humano. El mejor tipo. Después de muchos años, dejé esta profesión sintiendo que me quitaba mi libertad. Ahora, en mi etapa de mi vida -cuando ya todo empieza a espesar, cuando ya no es tanto lo que haces en la vida, sino que todo es más claro y más fuerte-, por fin ha llegado la independencia. Agradezco esto.
¿Hay alguna diferencia entre libertad e independencia?
La libertad aparece cuando dejamos de depender de los juicios de diferentes entornos. Comienza con la independencia mental. Dejamos de depender de la escala de valores absorbida por la ósmosis, y luego también de nuestra escala de valores cuando caduca, porque termina una determinada etapa de la vida.
Por ejemplo, lo que muchos consideran un éxito puede encarcelar a una persona. ¿Cómo puede un actor, incluso si está empleado en el mejor teatro por los mejores directores, ser un empleado a tiempo completo? Equipo, gerente: esto ya es una limitación. Salario mensual: se vuelve cómodo, los riesgos se han ido a alguna parte, el salario está ahí. Este es el primer paso para perder tu libertad como actor. Pero el verdadero problema es más profundo, en el centro. El actor, todo artista, tiene algunas ideas sobre el gran arte, como vagas premoniciones y vagas intuiciones.
Política 5.2023
(3399) del 24 de enero de 2023; Sociedad; p.31
Título original del texto: «Una Obra de Arte Muchas Veces»
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