A menudo asociamos el fondo marino con un ambiente increíblemente oscuro y frío con una enorme presión. Durante muchos años hemos escuchado afirmaciones como que conocemos mejor la superficie de la luna que el fondo de los océanos. Es cierto, por supuesto, que los rayos del sol ya no llegan a esta profundidad. También es cierto que la presión sobre los humanos allí requeriría el uso de tecnología, específicamente batyscaping, para realizar la exploración.
Sin embargo, es en el fondo donde la temperatura es mucho mayor. La actividad volcánica bajo el fondo marino favorece la creación de una especie de oasis termal donde pueden ocurrir reacciones químicas. La vida se reúne y se desarrolla en estos lugares.
El campo descubierto por los científicos tiene al menos un kilómetro de largo y 200 metros de ancho. Fueron llamados Jøtul, en honor a los gigantes de la mitología nórdica que viven bajo las montañas. Los campos de respiraderos hidrotermales son un entorno submarino muy interesante para los investigadores. ¿Cómo fue posible que los oasis antes mencionados se crearan en un entorno tan desfavorable? Así lo explicó el geólogo marino Gerhard Bormann de la Universidad de Bremen en Alemania, uno de los autores del estudio cuyos resultados fueron publicados en la revista Scientific Reports.
Allí, debido a la deposición de minerales, se forman estructuras tubulares características. Pero ¿cómo podría existir vida allí si no hubiera luz solar? Los minerales lixiviados y disueltos forman la base de una red alimentaria que no se basa en el conocido proceso de fotosíntesis, sino en la quimiosíntesis, que utiliza reacciones químicas para obtener energía independientemente de la luz solar. Gracias a este entorno, el fondo del océano está más lleno de vida de lo que esperamos.
El campo Jøtul está situado en el límite de las placas tectónicas de la Tierra, en una dorsal en medio del océano. Aquí es donde las placas se alejan unas de otras y se forman nuevos accidentes geográficos. Hasta ahora, el lugar se consideraba un lugar vacío. Los científicos no descubrieron rastros de química hidrotermal hasta 2022, lo que los llevó a explorar el área. El batiscapista autónomo MARUM-QUEST recorrió más de 3 kilómetros hasta el fondo marino, donde tomó fotografías y recogió muestras.
Los respiraderos expuestos conectan el sistema hidrotermal del Castillo de Loki en la confluencia de las crestas Mohns y Knipovich y el campo hidrotermal Aurora en la cresta Gakkela. Para los científicos, se trata de un descubrimiento valioso, importante para comprender la composición química de los océanos y cómo el agua que cubre la Tierra favorece la circulación de elementos, incluido el carbono.
Literatura fuente: Bormann, J., Struve, K., Romer, M. et al. Descubrimiento del primer campo hidrotermal a lo largo de la cresta Knebovich de 500 kilómetros de longitud frente a la costa de Svalbard (campo Jotul). Representante científico 14, 10168 (2024). https://doi.org/10.1038/s41598-024-60802-3
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