Los árboles absorben eficazmente dióxido de carbono y la forestación de áreas naturalmente degradadas es una tarea crucial en la lucha contra el calentamiento global. Sin embargo, como explican los investigadores, plantar árboles en lugares inadecuados puede perjudicar la situación climática. Más árboles significan que el terreno se vuelve más oscuro, por lo que se reflejará menos luz solar y el planeta absorberá más. En zonas muy luminosas, por ejemplo en zonas constantemente cubiertas de nieve, esto significa que el efecto positivo de la forestación no compensará la cantidad de energía solar atrapada a la fuerza en nuestro planeta. Se ha publicado una publicación sobre este tema en la revista «Nature Communications».
El concepto principal que ayuda a explicar este fenómeno es el albedo (del latín «albedo»), que es un parámetro que determina la cantidad de radiación que incide sobre la superficie de un área determinada y es reflejada por ella. Los rayos reflejados no calientan la superficie, sino que regresan al espacio, lo que es importante para el calentamiento del planeta. En general, los espacios luminosos reflejan mejor la luz que los espacios oscuros. Por lo tanto, la superficie que refleja mejor la luz (es decir, la superficie con mayor albedo) es la nieve blanca y fresca, que devuelve hasta el 90 por ciento de la luz solar. Por eso la reducción de la superficie de los glaciares en los polos es tan peligrosa para el clima. Los arquitectos urbanos que diseñan tejados blancos para edificios siguen el mismo camino.
Pero volvamos a los árboles.
El hecho de que la forestación cambia el albedo de un área ha sido claro para los científicos durante mucho tiempo. Un bosque diverso se encuentra exactamente en el lado opuesto de la escala de albedo en comparación con un glaciar: absorbe casi todos los rayos del sol y utiliza su energía para mantener y desarrollar un rico ecosistema. Lo que no está claro y es difícil de calcular es cómo responder a esta compleja situación: en qué medida los efectos beneficiosos de la forestación compensan la mayor absorción de energía solar.
Para determinar esto, investigadores de la Universidad Clark en Worcester y The Nature Conservancy utilizaron mapas innovadores que tienen en cuenta el factor albedo. Sus análisis mostraron que en proyectos que no tuvieron en cuenta este factor, los beneficios de la forestación pueden haberse sobreestimado entre un 20 y un 80 por ciento.
Los mismos mapas también se pueden utilizar para una mejor planificación. Al reconocer que los recursos de forestación suelen ser limitados, este nuevo enfoque puede identificar de manera eficiente dónde la forestación producirá los mayores beneficios. La tendencia general que señalan los investigadores es que los ambientes tropicales como el Congo y el Amazonas son ideales para la reforestación, porque también hay mucho dióxido de carbono que absorber y el terreno ya tiene un albedo bajo. Lo contrario ocurre en las praderas y sabanas de climas templados, y aquí la proporción es exactamente la contraria.
Los autores de la publicación destacan que el movimiento de forestación es, por supuesto, crucial para la situación climática en la Tierra y que no pretenden presentarse como sus críticos. Sin embargo, teniendo en cuenta los recursos limitados tanto de las comunidades locales como de las organizaciones internacionales que abordan este desafío, vale la pena abordarlo con cuidado y utilizar las herramientas adecuadas.
Investigación: Natalia Hassler et al., Calculando el cambio de albedo para determinar la recuperación de la cubierta arbórea positiva para el clima, Nature Communications (2024). Identificación digital: 10.1038/s41467-024-46577-1
Elaborado en base al artículo. Estudio: plantar árboles en lugares equivocados provoca el calentamiento global Publicado en Phys.org.
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