Los científicos pudieron determinar la velocidad máxima del sonido.

Las ondas sonoras viajan mucho más rápido en los sólidos que en los gases. Por eso podemos oír el tren más rápido cuando acercamos los oídos a las vías que cuando lo escuchamos desde el aire. Sabemos por la teoría especial de la relatividad que la velocidad máxima de la luz es de unos 300.000 km/s. Pero hasta ahora no sabíamos si existía un límite superior para la velocidad del sonido en gases o sólidos. De un artículo publicado en «Science Advance» aprendimos que la velocidad máxima del sonido en un medio determinado depende de la constante de estructura fina y de la relación de masa del protón al electrón.

Hace tiempo que sabemos que estas dos constantes desempeñan un papel importante en nuestra comprensión del universo. De ello dependen diversos procesos, como la desintegración de protones y la fusión nuclear que se produce en las estrellas. Del equilibrio entre ellas depende la existencia de una zona habitable alrededor de las estrellas, donde puedan aparecer las primeras partículas de vida.