Australia. «Las horribles señales de que el paciente aún estaba vivo cuando lo llevaron a la morgue». investigación en curso

Kevin Reed, de 55 años, que estaba en cuidados paliativos en el Hospital General de Rockingham en Australia West, murió la noche del 5 de septiembre. Después de informar a la familia, el personal llevó el cuerpo del hombre a la morgue, pero no se emitió ningún certificado de defunción. Solo cuando la organización de donación de órganos llamó al hospital un día después para obtener la aprobación para donar los órganos del difunto, le pidió a un médico que fuera a la morgue del hospital para probar la muerte.

Australian Business News informó que el médico de la morgue encontró «signos horribles de que el paciente aún estaba vivo cuando lo llevaron a la morgue». El cuerpo de Reed estaba en una posición diferente a la del día anterior, sus ojos estaban abiertos y se encontró sangre fresca en su bata de hospital de una herida en su brazo. El médico alertó a la oficina del forense con un informe con su versión de los hechos.

Una portavoz de la oficina del forense confirmó que un médico le notificó el 3 de octubre. También informó sobre la investigación en curso para ver si la muerte del paciente fue una «muerte notificable». Si es así, la muerte debe ser examinada por un médico forense.

La muerte de un paciente de 55 años dividió a la comunidad médica. El Servicio de Salud Metropolitano del Sur, que brinda servicios médicos y opera una red de hospitales, negó que Reed estuviera vivo cuando lo colocaron en una bolsa para cadáveres. Según su líder Paul Forden, el cuerpo puede moverse después de la muerte: “El cuerpo humano es un organismo vivo complejo, y realmente existe el movimiento post mortem”, dijo. Agregó que las investigaciones del hospital se referían a «procedimientos posteriores a la muerte del paciente, no a si el paciente murió».

Las misteriosas circunstancias de la muerte también interesaron a los políticos locales. En una entrevista con Nine News, Libby Mitam, líder adjunta del Partido Liberal Australiano, calificó el caso de «absolutamente horrible» y exigió una investigación. ¿Qué más tiene que pasar antes de que el gobierno tome en serio la crisis de nuestro sistema de salud? Ella preguntó.

La ministra de salud de Australia Occidental, Amber Jade Sanderson, contactó personalmente a la familia de Reed y dijo que era «extremadamente improbable» que el hombre fuera colocado en una bolsa para cadáveres mientras aún estaba vivo, informó el periódico de Australia Occidental. El funcionario también pidió que se saquen todas las conclusiones después de «comprobar todos los hechos» del caso.

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